Los dos problemas del personaje de James Holden (The Expanse)

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Siempre he considerado que son los personajes, no las historias, lo que nos atrae de la literatura. Un buen libro con malos personajes A menudo está en peligro. Aunque eso no me ocurrió con El despertar del Leviatán, de James S.A. Corey. Su narrativa de estilo televisivo (no es casualidad que haya desembocado en una serie) es tan adictiva que te hace olvidar un problema fundamental del libro: el personaje de James Holden.

Los dos problemas con James Holden

En una novela caracterizada por el buen ritmo, como es El despertar del Leviatán, es necesario crear personajes proactivos que permitan mantener esa sensación de pasapáginas. Que los lectores pidan más y más es lo adecuado. Pero una forma nefasta de mostrar proactividad es tener a un cabeza loca al frente de la trama. Y eso es lo que ocurre con James Holden.

¿Soy el único que, al ver la serie The Expanse, piensa que James Holden es idiota? Me parece un personaje insufrible (y eso que en la serie es mejor que en los libros) y todavía me pregunto por qué no lo han matado. Debe ser una de esas cosas del plot armor.

Pero veamos, ¿de dónde sale tanto odio James Holden? A ver, tampoco nos pasemos: no es odio, es el problema de cómo su personalidad y sus ideales se combinan para dar origen a un personaje que provoca más problemas de los que soluciona.

Problema nº1: Todo es culpa suya (o eso dice él)

Existen personajes atormentados por los errores que cometieron. Gente que ha sufrido mucho y debe emprender un camino de redención hasta superar sus dificultades y convertirse en mejor persona. Algo así como el capullo que se convierte en mariposa.

James Holden no es así. Sencillamente cree que todo lo malo que le sucede a él o a los demás es culpa suya, y que él es el único que puede solucionarlo. Su victimismo proactivo le lleva a buscar problemas. O acudir donde los haya. Esto implica que siempre estará en el centro de la trama de ocho novelas (ocho llevamos, ¿no?) pero que puede hartar al lector (como yo) que me he atascado en la cuarta y es posible que abandone la saga.

Me cansa James Holden y su «Pude haber salvado a Alfa si no hubiera estado salvando a Beta, Charlie, Delta, Whisky, Tango y Foxtrot en la otra punta de la galaxia. Debería haber salvado a Alfa. Yo. Solo yo». Lo peor de todo es que su presencia solo empeora la situación, y eso se debe a su segundo fallo como personaje.

Problema nº2: James Holden es una caricatura de la libertad de expresión

Uno de los pilares más fuertes en el código moral de James Holden es su convicción de que la transparencia debe ser un pilar esencial en todo gobierno. El público merece saber. Esto también le convierte en un cruzado por la verdad. Su problema es que no puede callarse, y menos aún reflexionar antes de abrir la boca.

Cada vez que obtiene información, siente la necesidad de transmitirla. Sin ofrecer ningún tipo de contexto sobre los nuevos datos. Su incapacidad para mantener secretos o proteger información sensible lleva a todo el Sistema Solar al borde la guerra.

Durante los primeros capítulos de El despertar del Leviatán, él y su tripulación abordan un pecio espacial, la Scopuli, una nave del Cinturón que ha sido atacada y cuya tripulación ha desaparecido. Allí descubren un transmisor marciano y alguien ataca su nave, de modo que Holden decide informar a todo el Sistema Solar de que hay un transmisor marciano en una nave cinturina.

Obviamente, todo eso implica que los cinturinos creen que Marte es responsable del asesinato de su gente y la interrupción del suministro de hielo/agua, en una novela de ciencia ficción donde las tensiones políticas están al borde del conflicto interplanetario. Una pésima idea, Holden, decir esas cosas.

Transparencia y seguridad

Revelar o no información puede usarse como fuente de conflicto de una novela, pero James Holden le hace un flaco favor a sus ideales. Al revelar secretos sin cesar se convierte en un peligro para la sociedad, y refuerza el argumento de aquellos que no piensan igual que él. Hay cosas que es mejor que la gente no sepa «mirad la guerra que va a provocar este insensato como siga hablando».

Todo cuanto consigue Holden con sus acciones es que la gente se convenza de que es necesario restringir la información para garantizar la seguridad de todos.

Lo único que consigue Holden con sus acciones es reforzar la idea de que la información debe restringirse para garantizar la seguridad de todos. No cerrar la boca puede desencadenar una guerra. Clic para tuitear

La transmisión sobre el Scopuli es la primera de varias veces que James Holden publica información sensible tan pronto como la recibe. No analiza los datos, no reflexiona sobre las consecuencias de lo que acaba de conocer… se limita a abrir la radio y gritar por todos los canales que «Fulanito ha hecho esto» y «Menganito está en posesión de esto otro».

Por esas razones creo que James Holden es un fracaso como personaje, al menos durante el primer libro. No es que sea alguien con fallos que aspira a mejorar, sino que tira piedras contra su propio tejado. Pirómanos como él se merecen una buena tunda.

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