Reseña de Cuchillo de agua, sequía apocalíptica

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Como soy un fan de Warhammer Fantasy el juego de rol (1ª edición) siempre he sentido cierta atracción hacia el preapocalipsis, el camino hacia la tragedia. Las historias postapocalípticas siempre han tenido un público muy fiel pero ¿no es interesante conocer el camino hasta ellas? Cuchillo de agua, escrita por Paolo Bacigalupi, es una de ellas. El apocalipsis que trae el despilfarro de agua, el excesivo consumo de recursos, la escasez de agua, y la guerra no declarada para controlar ríos, acuíferos y hasta casquetes polares.

¿Qué nos cuenta Cuchillo de agua?

Nos habla sobre un futuro no muy lejano donde el agua es un bien muy escaso, más aún que en la actualidad, y se ha convertido prácticamente en moneda de curso legal. La novela se ubica en las zonas desérticas de EEUU (Nevada, Texas, California, Arizona…) y México, y no por causalidad, ya que se presentan como las primeras víctimas de esa escasez de agua y las consecuencias de vivir «río abajo», donde vives con las sobras que te dejan los de «río arriba». A menos que cuentes con un equipo legal y militar que te permita una porción del pastel.

Como curiosidad, la cronología no es específica, pero hay una llamativa mención a un antiguo cartel donde una anciana Britney Spears publicita algún tipo de producto para que las abuelas pasen tiempo con sus nietos. Pasado mañana, como quien dice. Un futuro que se siente cercano, como ya hiciera Paolo Bacigalupi en otra de sus novelas, La chica mecánica.

Esta escasez de agua nos lanza de lleno a una historia de supervivencia, donde la moral está supeditada a la necesidad, y la violencia es un recurso habitual, tanto a la defensivo como al apoderarte de lo ajeno. El tono de la novela queda magistralmente establecido en el primer capítulo de la novela.

La escena inicial

Ovación para el prólogo de Cuchillo de agua. Es toda una lección en cómo escribir el primer capítulo de una novela. Maravilloso. De verdad. Y tal es la impresión que me causó que le dedicaré un artículo entero sobre análisis de escena. ¿Por qué? Te lo resumo.

Escuchado en inglés (sí, uno de mis audiolibros de ciencia ficción a través de Audible) con una intérprete mexicana le proporcionaba el toque necesario para sumergirte en el mundillo. Como un dialecto local. Lo que oirías en esas ciudades.

Este prólogo nos sitúa en medio de pleitos judiciales sobre derechos de explotación del agua. En cierto momento, el tribunal falla a favor de una de las partes (Las Vegas), pero los perjudicados (Carver City) se disponen a presentar una apelación. Que ganarán. Está claro. Todo el mundo lo sabe. Sin embargo, eso no es lo importante, porque hasta que abran los tribunales (9:00 del día siguiente) los derechos pertenecen a Las Vegas. Y si algo es tuyo, puedes hacer lo que quieras.

De modo que la novela nos catapulta a una base aérea de la que despegan varios helicópteros de combate (sí, Apaches) al mando de ángel, un cuchillo de agua, con un sólo objetivo: destruir toda la infraestructura hídrica de Carver City. Me quedé boquiabierto al ver semejante operación militar contrarreloj cuyo propósito es destruir acuíferos, presas, plantas de potabilidad, etcétera. Todo lo que interrumpiría el flujo de agua río abajo, donde está Las Vegas.

La crueldad de este mundo es que privar de agua a toda una ciudad es legal porque Las Vegas sólo defiende sus derechos (durante esa ventana de tiempo). Todo lo que destruye, es suyo, así que no supone un crimen. Ya se cuidan bien de no matar a nadie. Y con este bombazo despega Cuchillo de agua, una novela sobre la feroz guerra legal y de espionaje para apoderarse del recurso más valioso, el agua que damos por sentada.

Una sequía perpetua

Agua. Verdadero protagonista de la novela. No hay lluvia. O es tan escasa que nadie la llamaría así. La sequía conlleva una tierra agrietada, donde el polvo es perpetuo y viaja en terribles tormentas de arena, donde los ríos son auténticos oasis en torno a los que sobrevive una mutilada civilización.

Los oficios vinculados al agua son los más demandados, geólogos e ingenieros hídricos son los nuevos zahoríes, que se aprovechan de las necesidades de las ciudades y en ocasiones venden las mismas falsas promesas que aquellos que alguna vez prometieron lluvia.

La agricultura es controlada en invernaderos que vigilan minuciosamente el consumo de agua; el reciclaje de los líquidos es una gesta para los mejores ingenieros. El agua es cara, pero no un lujo inalcanzable, tan sólo una nueva forma de empobrecer a quienes menos tienen. Los ricos, eso sí, cuentan con el lujo de CONTEMPLAR un pequeño estanque de peces. O ducharse una vez al día.

El cuchillo de agua y los derechos sobre los ríos

Ante la presencia de un recurso tan escaso, surgen nuevos métodos de hacer negocio. Y, como hemos visto en el primer capítulo, herramientas para apoderarse del agua o defender la que tienes. Abogados, espías y mercenarios. La novela gira en torno a la omnipresencia de estos. Ejércitos de abogados que investigan infinitas páginas de leyes, tratados y acuerdos sobre el uso de las aguas; cuanto más antiguos, más peso ejercen en los tribunales.

Y cuando estos derechos surgen, es momento de hacerlos cumplir, desaparecer o apropiarse de ellos. Ahí entran en juego los terribles cuchillos de agua, auténticos hombres de negro a quienes se les responsabiliza de que ciudades enteras desaparezcan entre el polvo del desierto. Su labor es cortar el suministro de agua, ya sea mediante actos de sabotaje o extorsionando a la gente adecuada. Gente espeluznante.

La novela gira en torno a uno de esos cuchillos de agua, que se topa con unos derechos sobre el río Colorado, derechos antiguos, de la época de los nativos americanos, cuyo peso a la hora de controlar los ríos podría transformar el paisaje de Estados Unidos. A partir de ese momento, la sangre será el otro líquido de importancia en la novela.

Personajes de Cuchillo de agua

Ríos y errores podrían ser dos de los personajes de Cuchillo de agua. Los primeros por su papel vital (nunca mejor dicho) en la civilización humana; los segundos por los muchos que se cometieron para llegar a la historia que leemos. Demasiado pensar en el hoy, sin preocupaciones respecto al mañana.

María, la refugiada tejana

Esta joven nos ofrece la visión a pie de calle sobre cómo es la vida en el universo de esta novela. Texas ha desaparecido. No se especifican las razones, pero deduzco que es la escasez de ríos y derechos sobre el agua de esos ríos. Un Estado que ya no existe, devorado por el polvo de un desierto donde nada crece. Su población son parias que vagan en busca de un nuevo hogar, pero (cruel realidad de nuestro mundo) como son pobres, carecen de poder para que sus derechos se vean siquiera escuchados. Los tejanos representan una población oprimida y explotada.

Y María es una de ellos.

Sobrevive a base de vender agua a los trabajadores de la construcción, la caridad de la buena gente y un ocasional trabajo como «prostituta» en el que le introduce una amiga. María representa la desesperación por sobrevivir, el sueño inalcanzable de una vida mejor al que aspira, por el que lucha con su ingenio, lucha con una pasión y una fuerza que son admirables… pero igualmente inalcanzable. Carece del poder necesario para escapar. Aunque jamás se rinde.

Ángel, el cuchillo de agua

Podría tratarse del personaje titular de la novela, y no creo que su nombre sea casualidad. Es un cuchillo de agua. Un ángel de la muerte. Un hombre de astucia, y violento por necesidad, inmigrante mexicano, erigido campeón de la Reina del Colorado (la presidenta del Comité de Aguas de Nevada) gracias a su lealtad y eficacia.

Ángel representa el lado violento de la supervivencia; el uso del engaño, la intimidación y la fuerza para ejercer esos derechos del agua. Es la personificación de la máxima «un hombre armado no muere de hambre». Terrible. Humano al mismo tiempo. Un superviviente como María, pero forjado en un fuego distinto.

Lucy Monroe, periodista comprometida

La «extranjera». Lucy no se ha visto atrapada en la novela, eligió adentrarse en la cueva del lobo. Periodista de las que hemos visto en muchas historias: inteligente, comprometida y valiente hasta el punto de rozar la insensatez. Su misión en la vida es exponer las prácticas de quienes controlan el agua, revelar los oscuros negocios de la Reina del Colorado, la existencia de los cuchillos de agua, los responsables de las matanzas de texanos, de los asesinatos corporativos, de las desapariciones de otros periodistas que formularon las preguntas incómodas…

Lucy representa el toque de atención a la sociedad, el cómo hemos llegado hasta aquí y el quién nos manipula. Su historia puede ser la menos interesante, pero sus palabras son las que más impacto nos causan.

¿Recomiendo leer Cuchillo de agua?

En honor a la verdad, me ha resultado imposible separar Cuchillo de agua de otra novela de Paolo Bacigalupi, La chica mecánica. Es como comparar Titanic con Náufrago. Que una sea una obra maestra no desmerece a la segunda. Me ocurre lo mismo. Si dejo de lado mi incapacidad para no-comparar, Cuchillo de agua se presenta como una novela llamativa.

Carece de fuerza en la narrativa, incluso en sus personajes, pero posee un inicio muy potente (de los mejores que he leído nunca) que se difumina conforme avanza la historia. Pero nos presenta un universo muy rico y aterrador que hace plantearse preguntas respecto a acuíferos, abusos del agua, deshielo de los casquetes polares, ciudades actuales que subsisten en el desierto gracias a un despilfarro de agua que permite el dinero (sí, Las Vegas, pienso en ti).

Una muerte lenta, anunciada pero que nos negamos a ver, como ya sucedía en Apocalipsis suave. Una historia sobre qué haremos, en qué nos convertiremos, cuando la oración «¿Tú qué te crees, que el agua cae del cielo?» se convierta en algo mucho más siniestro que un chiste.

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