≫ La cosmonave perdida, breve y muy buena

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Sin grandes aspiraciones filosóficas sobre la trascendencia de encontrarse con una inteligencia desconocida, La cosmonave perdida nos sumerge en una historia de ciencia ficción con toques de misterio en formato de novela corta. Leer rápido, disfrutar rápido. Una magnífica manera de empezar a conocer a Miguel Ángel Alonso Pulido.

Breve y entretenido, así es La cosmonave perdida

Para quienes no lo sepan, Miguel Ángel Alonso Pulido es un escritor de ciencia ficción que proviene de las filas de los autopublicados que han cosechado éxito. Su ciclo de La amenaza treyana ha sido todo un éxito dentro del género de la space opera en español. Y con esta primera novela corta, La cosmonave perdida, recibimos el primer vistazo sobre su estilo de escritura y el trasfondo de saga.

Todo gira en torno a una nave…

Cosmonave perdida

El núcleo de la trama de esta pequeña novela es el descubrimiento de una cosmonave perdida mucho tiempo atrás y que Chaka Gutionov, adorable y codicioso contrabandista, piensa reclamar como premio. Mientras soluciona el papeleo legislativo, con ayuda de Tenok Pol, un memorable policía/abogado de aspecto aracnoide ( y uno de los secundarios que mejor impresión me han dejado en los muchos años que llevo leyendo cifi), dos personas más se ven implicadas en el conflicto legal sobre quién reclama el pecio: una exploradora que afirma que la nave es propiedad de su gobierno y un político que ya había estado antes en esa nave. Una nave que él mismo vio explotar.

El misterio que rodea al pasado y el presente de esa nave es la trama de esta novelita que, aunque predecible en muchos puntos resulta tremendamente amena. Intrigante al estilo de 33 minutos de Battlestar Galactica pero sin esa tensión del peligro que amenaza. Gracias sobre todo a la agudeza de los diálogos y el carisma de quienes aparecen. Acción con un toque de humor y sarcasmo en un formato reducido. Uno de esas lecturas breves de las que nunca te arrepientes. En cierto modo, y con satisfacción por ello, recuerda al primero de los relatos de Los viajes de Tuf.

Ritmo y personajes

El buen ritmo de esta novela corta de ciencia ficción no se debe solo a la narrativa del autor, sino a los diálogos de los personajes, que nos van llevando con agilidad a través de las páginas de la novela. Las opiniones enfrentadas, motivadas por los propios intereses de cada uno, le dan un óptimo ritmo que hace que el lector desee llegar a la conclusión.

Los personajes son brevemente introducidos (no hay espacio para mucho más), pero es través de sus propias palabras cómo llegamos a conocerlos. Lo cual es de agradecer: que nos muestren en lugar de contar. Muy bien trabajado el ya mencionado Tenok Pol, un personaje que destripa con tanta elegancia el castellano que es imposible enfadarse con él. Su sola presencia hace que vuelen veinte o treinta páginas pidiendo más y más.

Preludio al universo de La amenaza treyana

Si bien esta obra, que casi podría ser un relato largo de ciencia ficción es autoconclusiva y puede leerse de forma independiente, está claro que es el prólogo de una obra más grande y ambiciosa. Esta obra es la saga de La amenaza treyana, de la cual haremos reseñas más adelante en el blog.

Por último, hemos de agradecer el éxito que tuvo La cosmonave perdida, porque ello animó al autor a seguir escribiendo, lo cual es motivo de alegría para quienes adoramos la space opera. En ese aspecto, esta lectura que ha cosechado más de cien reseñas positivas cumplió su función: atraer lectores.

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