Es una gran novela de ciencia ficción. Es indispensable decirlo en primer lugar para que quede claro. El largo viaje a un pequeño planeta iracundo es una historia a la que sus personajes dan vida con sus actos, sus diálogos y su peculiar y siempre diferente visión de cómo son las cosas y cómo deberían ser. Un universo vivo.
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Reseña: El largo viaje a un pequeño planeta iracundo
El largo viaje a un pequeño planeta iracundo relata la vida de gente común con un trabajo muy particular: construir túneles que unan dos puntos de la Galaxia para que no sea necesario recorrer el espacio real entre esos dos lugares. En otras palabras: crean atajos.
Estamos hablando de un sistema de viaje ultralumínico mediante agujeros de gusano. Se les contrata para construir un túnel a Hedra Ka, un planeta hasta hace poco en guerra que dispone de fácil acceso al ambi, el más valioso combustible del Universo. Un trabajo de alto nivel que requerirá a la tripulación del Wayfarer que den lo mejor de sí mismos.
Un vasto universo de diversidad
La política en esta novela es muy realista. El Universo de Chambers está parcialmente controlado (que no dominado) por el Galactic Commons, una asociación a la que una nueva especie puede acceder por invitación de sus componentes. O soborno. Una vez bajo las leyes de este organismo es posible ejercer diversas profesiones con ciertas garantías de ser protegido de especies ajenas al GC (normalmente las más belicosas o aquellas que no tienen nada que ofrecer al GC, léase: pobres) o de los piratas. Unas Naciones Unidas bastante egoístas pero que cuidan de los suyos. En cierto modo recuerda a la Hegemonía del Hombre que hay en Hyperion. Aunque mucho menos centrado en el ser humano.
En la obra se percibe cierta influencia de Firefly que puede pasar desapercibida porque Chambers ha llenado de detalles personales su propio universo. Pero una cosa es lo que parece y otra lo que es: esta novela tiene su fauna autóctona con sus correspondientes mentalidades e ideologías políticas. Lo que para unos puede ser promiscuidad, para otros es habitual; unos tienen gran respeto por las normas, otros creen que limitan.
Los personajes de El largo viaje a un pequeño planeta iracundo: ellos, ellas y los ambiguos
La piedra angular de la space opera de Becky Chambers son sus nueve personajes únicos e identificables. Nueve. Es una tripulación compuesta por diversas especies de la Galaxia. No solo son personajes, son puntos de vista. Pese a que deben repartirse su ración de protagonismo es muy fácil sentirse identificado con alguno (o varios) de ellos. Su forma de ser, hablar o de expresar sus sentimientos es muy empática y logra despertar emociones en el lector, buenas y malas, que es lo que un buen personaje debe hacer. Son el gran punto fuerte de la novela. Sin duda.
Mención especial para los personajes femeninos, que son muy relevantes para la trama y para desvelar los entresijos de este complejo universo. Su variedad de profesiones es la prueba (si es que hacía falta) de que una mujer (sea humana o no) puede desarrollar su trabajo como cualquier hombre. Mi personaje favorito es sin duda la piloto de la nave. Una reptil de sangre fría a la que nadie le calienta demasiado antes de arrepentirse. Nadie es más chula que ella.
Unos alienígenas muy humanos
Es posible crear razas alienígenas con sus propias características y formas de entender la vida, las relaciones sociales o las leyes de la naturaleza y la civilización. Chambers nos lo demuestra. Las rarezas fisiológicas se han transformando en singularidades ideológicas, y dos especies pueden tener algo más que malentendidos a raíz de esas diferencias. No siempre hay armonía. En este Universo encontramos racismo, clasismo y muchos prejuicios que se quedan atrás a medida que se comparten experiencias. Hablando, se entiende la gente. Incluso si no hablan la misma lengua.
Por último están las tragedias que estos alienígenas han padecido, algunos extinguidos como los heechee de Pórtico, lo que humaniza a estos extraños seres. Especies al borde de la extinción advirtiendo a los demás que no cometan sus mismos errores. Planetas arrasados por cambios climáticos o por guerras absurdas. Auténticas hecatombes concebidas por la autora que son un aviso sobre a dónde se dirige la Humanidad. Una humanidad en permanente exilio tras haber contaminado Tierra. Es fácil ver el compromiso social de Chambers sin que nos lo cuente directamente.
Se puede vivir sin prejuicios
El gran salto adelante de esta novela. El lector se adentrará en esta novela con su propio (y socialmente aceptado) concepto sobre lo que es «normal». Los habrá más abiertos de miras, o no. Chambers irá desvelando nuevas formas de normalidad en este magnífico universo donde nuestra mente humana necesitará expandirse para comprender a seres que no entienden de sexos. O no tienen un sexo perfectamente definido. Se nos presentan personajes de color (literalmente, el capitán es rosa) con una naturalidad asombrosa. La orientación sexual es… de libre interpretación. Incluso entre especies.
El largo viaje a un pequeño planeta iracundo es una novela que aportará mucho a la ciencia ficción presente y futura. Nos habla de relaciones personales y tragedias a través de los ojos de completos extraños, tratando de educarnos en valores éticos inspirados en la solidaridad. La continuación de El largo viaje a un pequeño planeta iracundo, aunque parece ser una novela independiente, será A Closed and Common Orbit. La cual esperamos con gran entusiasmo. Si quieres leerlo (sí, por Dios, sí), aquí te dejo un enlace a Lektu.